En la búsqueda de espacios sociales donde se pudieran ver representadas todas las tendencias y estilos actuales topamos con la idea de la diversidad de restaurantes que hay en la actualidad, no solo en cuanto al tipo de cocina sino también en lo que se refiere a su estética. Además las cartas de vinos se afinan cada vez más, pues no solo importa lo que se come sino también lo que se bebe. Incluso algunos incorporan a su oferta una buena selección de aguas minerales donde, más allá del contenido, la propia botella juega también un papel importante. ("¡Ojo!: El agua está de moda hasta en los restaurantes", me dije). El sentido hedonista de nuestra sociedad ha impregnado hasta lo más primario del ser humano, como es el comer y el beber. Ha convertido en cultura lo que en origen era una necesidad de primer orden. Esto tiene mucho que ver también, aunque a priori no lo parezca, con la proliferación de espacios de agua, los llamados spa, que son lugares de culto al cuerpo, pues de alguna forma, los otros, los restaurantes, también lo son. La búsqueda del bienestar es en definitiva algo propio de una sociedad evolucionada como la nuestra.

Por otra parte, estos ambientes de los espacios públicos son representativos de lo que ocurre en nuestras casas. En ellas cuidamos, a la hora de proyectarlas, fundamentalmente dos lugares: la cocina y el baño. Así mismo, los límites entre los diferentes espacios de la vivienda son cada vez más imprecisos (y los metros cuadrados de los que gozamos son cada vez menos). Volvemos a separar las funciones de eliminación de las de limpieza como antaño. De esta forma ahora la bañera podría estar tranquilamente en el salón de cara a la terraza o al jardín y no pasaría nada. Es más, pasarían muchas cosas y mucho más interesantes, seguro. A su vez, el salón unido ya a la cocina y al comedor, podría ofrecer como resultado final que la vitrocerámica solo quedara a unos pocos pasos de la mencionada bañera. Pero esta imagen que puede parecer surrealista no dista mucho de un futuro que se diluye en presente a una velocidad de vértigo.

Y me pregunté entonces qué pasaría si uniéramos ambos placeres, el de la gastronomía y el del disfrute del agua, en un mismo espacio público con la intención de estimular, mediante la sugerencia y el guiño divertido, los cinco sentidos.

De toda esta reflexión surgió este coctel para los sentidos. Un espacio de agua que pretende estimular sugiriendo sensaciones; una forma de hacer hincapié en que Grohe tiene cabida en cualquier lugar que se nos ocurra. Al fín y al cabo el agua es necesaria siempre.

Para ello presentamos un espacio que es la recreación de un restaurante, un restaurante muy particular porque es un espacio de agua. O... quizás es un espacio de agua que es un restaurante.

Por tanto, serviremos los grifos a la carta como el mejor plato de un buen restaurante de moda. Como un buen chef, a cada comensal lo suyo. La misma materia prima condimentada de forma diferente porque nadie es igual a nadie, porque el objetivo es el individuo.

DISEÑO DEL ESPACIO Y AMBIENTACIÓN

El diseño del mobiliario (mesas, sillas, mostradores, botelleros...) será sobrio y minimalista, a base de entablillados de madera natural que recordarán, por una parte, a los embalajes tradicionales con su marchamo de producto (logo Grohe) y por otra, a la extendida moda actual de utilizar maderas en los baños.

En cuanto a la forma de la mesa y de los manteles, utilizaremos la misma curvatura que aparece en en el diseño de los grifos para apoyar la nueva estética Grohe.

Cada silla en su esbelto respaldo llevará instalada una ducha tipo rainshower que, supuestamente, accionaría un mêtre imaginario en el momento en que se le solicite, mediante el mando instalado en la trasera.

En los botelleros lucirán los excelentes fondos de la bodega. Sólo una marca: Grohe.

Los manteles serán un eco de conversaciones o representarán según su estampado diferentes tipos de personalidad o de estilo estético. Así, los ejecutivos que cierran su trato con un apretón de manos, brindarán por ello con el agua que brota de un Grohe; las jovenes amigas supuestamente conversarán atentamente vigiladas por un ojo de comic manga, mientras el arquitecto presenta su proyecto al cliente o unas mesas más allá el ganster decide ante la presión de las circunstancias que "él se lava las manos" (con semejante grifo delante no le queda otro remedio).

Esto vendrá reforzado por un sutíl atrezzo, es decir, "pondremos la mesa" ad hoc. Pequeños o grandes cuencos individuales o compartidos, según el caso. Cada comensal gozará de su propio grifo en el lugar donde hubiera tenido la copa de agua. Junto a éste, en ocasiones, podrá aparecer una copa de vino para reforzar la idea del binomio típico agua-vino presente en toda mesa bien servida. Junto al cuenco o plato, el cubierto será un reluciente peine plateado, y quizá como servilleta una pequeña toalla enrollada como la que nos sacan en los restaurantes japoneses. Los platos o cuencos podrán llevar contenido; serán jabones de diferentes formas, colores y aromas. Todo ello coordinado en cuanto a color, acentuando así la personalidad de cada mesa.

La iluminación alternará focos de luz azul con focos de luz blanca. El azúl, asociado directamente a la marca, aportará al espacio un aire acuático.

También las azafatas en su papel de camareras podrán lucir un delantal largo, negro, con el logo de Grohe y es slogan enjoy water.